Una pregunta que me he hecho mucho y me sigo haciendo es sobre la
motivación del emigrante.
¿Qué es lo que a la gente la anima a salir, a llegar un país distinto,
con un idioma que no conoce, con una cultura extraña? y sobre todo ¿Cómo soportan el tener que
llegar al extremo de vivir clandestinamente?.
He hablado aquí en Hamburgo de este tema con José Ramírez, un sociólogo
peruano que ha escrito un libro sobre
este tema y nos explica que: “Una razón es la situación económica de la mayoría
de los emigrantes, que viene acompañada de llegar a vivir en el Primer Mundo
moderno, en el corazón de la sociedad industrializada. Esta ilusión ha sido
trabajada desde hace muchas décadas atrás por los mentores del sistema
capitalista a través de la propaganda. Se ha vendido y se vende la idea, hoy
menos que antes que en estos países de la abundancia, del bienestar, de la
libertad y de la democracia, se puede disfrutar de estas bondades sin mayor
problema. Éste es uno de los motivos del
por qué los habitantes comunes y corrientes de los países pobres aspiran
a llegar a los “centros de la civilización”, y ello significa en su imaginario
estar cerca del paraíso soñado”.
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