Mittwoch, 15. Januar 2014

Corazón partido

Pictograma de la organización migrantas.org

Es que vivimos,

querida amiga,

con el corazón partido,

entre dos orillas,

no importa donde estemos,

sea aquí o allá,

siempre nos falta,

la otra mitad.



María Ester Alonso Morales



Freitag, 10. Januar 2014

Iniciales


La primera vez que vi la firma de mi papá fue en un expediente archivado de la Justicia Federal de La Plata. Cuando el propietario de la casa donde mi padre y mi madre vivían en Lanús Oeste, leyó en las principales páginas del periódico del 8 de octubre de 1974, que su inquilino había sido muerto por subversivo, salió corriendo a la comisaría del barrio, con el contrato de alquiler bajo el brazo. Mi padre había alquilado esta vivienda con su verdadero nombre, la casa tenía en frente un local donde con los compañeros pensaban montar un taller, era además del domicilio familiar una casa operativa del partido, ahí se reunían y ahí tendríamos que haber nacido mi hermana melliza y yo, sino fuera por el destino. Cuando vi la copia del contrato de alquiler en el expediente me apresuré para llegar al final y buscar su firma. Pensaba como habrá escrito su nombre mi padre, con mayúscula primero y luego con minúscula, en letra manuscrita o de imprenta, habrá escrito todo su nombre o sólo una parte o habrá hecho un garabato ilegible?? Qué emoción llegó al final y sólo encontré sus iniciales en mayúsculas JAS... que decepción esperaba encontrar más. El dueño exigió el regreso de su propiedad, la patota no se demoró en llegar, sólo que mi madre y su panza de embarazada ya no estaba. Encontraron una casa vacía, los compañeros llegaron primero, limpiaron todo y nos sacaron de ahí. Les esquivamos a la patota mi madre, mi hermana y yo, pero lamentablemente no por mucho tiempo...

María Ester Alonso Morales

Montag, 6. Januar 2014

El almacén de la nostalgia


 
Hay un almacén en Schanze para los que sufrimos de añoranza, de morriña, de saudade, de Heimweh. Este almacén está ubicado en unos galpones, detrás de la estación del tren de Sternschanze o Ester Sánchez, como le dicen en chiste a esta estación algunos latinos en Hamburgo.
 
En el gran galpón de este alamcén encontramos principalmente una gran variedad de vinos, embutidos, quesos, pescados y mariscos congelados. Pero, especialmente uno encuentra siempre algo que viene de su país, que le recuerda a sus seres queridos y a su infancia.

La mayoría de los clientes de este almacén de la nostalgia somos extranjeros: españoles, portugeses, latinoamericanos, particulares o comerciantes que compran en cantidad para sus restaurantes.
Yo me acerco hasta allí cuando me estoy por quedar sin yerba mate y termino comprando un montón de productos más por puro sentimiento, por pura nostalgia. Por ejemplo compro: el jabón de tocador y el agua de colonia Heno de Pravia, que ya con solo ver el empaque en verde y amarillo se me viene a la mente el recuerdo de su perfume familiar, que usaban mi madre y mi tía Katy. También, he comprado el jabón de lavar la ropa en barra, que me recuerda a la barra de jabón Federal de argentina. He lavado a mano, ¡que antigüedad!, con este jabón la ropa de mis bebés, sólo para disfrutar este particular aroma.

La lista es larga de los productos que nos activan la memoria emotiva, entre mis favoritos puedo nombrar: el dulce de batata o membrillo ese que viene en lata, el dulce leche Bamboche, el cereal Nestum, que ahora comen mis hijos con leche, como yo lo hacía en mi niñez.

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