Donnerstag, 7. August 2014

Un abrazo que demoró 36 años

En la casa de las Abuelas, en junio del 2006:
 Coqui, Estela -que sostiene a mi hija en brazos-
Estelita, Licha y yo. 

Dedicado a Estela de Carlotto, su familia,
a las Abuelas y los Nietos.

Por María Ester Alonso Morales
Tanto tiempo
días, meses, años
esperando
para conocerte,
poder tocarte,
tenerte cerca.

Tanto tiempo
días, meses, años
soñando con este
momento,
poder mirarte,
re-conocerte.

Tanto tiempo
días, meses, años
con preocupación,
con miedos
¿y si no te encontramos?
¿ y si no aparecés?
¿ y si me quedo
sin fuerzas
a medio camino?

Tan cerca,
tan lejos.

Una podría haber
enloquecido
guardando adentro
tanto sentimiento.

Una podría haber
quedado en casa
sola, encerrada
llorando, derrotada...

Pero no lo hicimos,
no les dimos el gusto
¿sabés? ni yo,
ni mi familia,
ni mis compañeras.

Nosotras decidimos
transformar
en lucha
este sufrimiento.

Así, que con el tiempo
días, meses, años
nos hicimos grandes
-gigantes-
para que vos nos veas.

Mantuvimos
encendida
esta llama,
esta hoguera
para que vos te acerques,
para que no te pierdas.

Hoy, nos viste Guido
¡Hoy, apareciste!

¡Al fin! podemos dar
esta maravillosa noticia
desde Argentina,
que se sepa
en el mundo entero:
¡Recuperamos otro nieto!

Hoy, te podemos decir
cuánto te queremos
cuánto te quisieron
tus verdaderos padres.

A ellos los vas
a encontrar
en la mirada
de esta abuela,
en este abrazo fundido
que demoró
tanto tiempo
días, meses, años.

1 Kommentar:

  1. Qué triste y conmovedor es esto. Qué rabia con los militares siento todavía. Por lo menos en algunos casos se logra deshacer los maleficios. Creo que entiendo la emoción de María Ester cuando tiene que empezar a escribir y participar de esto.
    Mauricio I.C.

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