En la casa de las Abuelas, en junio del 2006: Coqui, Estela -que sostiene a mi hija en brazos- Estelita, Licha y yo. |
Dedicado a Estela de Carlotto, su familia,
a las Abuelas y los Nietos.
Por María Ester Alonso Morales
Tanto
tiempo
días,
meses, años
esperando
para conocerte,
poder
tocarte,
tenerte
cerca.
Tanto
tiempo
días,
meses, años
soñando
con este
momento,
poder
mirarte,
re-conocerte.
Tanto
tiempo
días,
meses, años
con
preocupación,
con
miedos
¿y si no te encontramos?
¿ y si no aparecés?
¿ y si me quedo
sin fuerzas
a medio camino?
Tan
cerca,
tan
lejos.
Una
podría haber
enloquecido
guardando
adentro
tanto
sentimiento.
Una
podría haber
quedado
en casa
sola,
encerrada
llorando,
derrotada...
Pero
no lo hicimos,
no
les dimos el gusto
¿sabés?
ni yo,
ni mi
familia,
ni
mis compañeras.
Nosotras decidimos
transformar
en
lucha
este
sufrimiento.
Así, que
con el tiempo
días,
meses, años
nos
hicimos grandes
-gigantes-
para
que vos nos veas.
Mantuvimos
encendida
esta
llama,
esta
hoguera
para
que vos te acerques,
para
que no te pierdas.
Hoy,
nos viste Guido
¡Hoy,
apareciste!
¡Al
fin! podemos dar
esta maravillosa
noticia
desde
Argentina,
que
se sepa
en el
mundo entero:
¡Recuperamos
otro nieto!
Hoy,
te podemos decir
cuánto
te queremos
cuánto
te quisieron
tus
verdaderos padres.
A
ellos los vas
a
encontrar
en la
mirada
de
esta abuela,
en este abrazo fundido
que demoró
tanto
tiempo
días,
meses, años.
Qué triste y conmovedor es esto. Qué rabia con los militares siento todavía. Por lo menos en algunos casos se logra deshacer los maleficios. Creo que entiendo la emoción de María Ester cuando tiene que empezar a escribir y participar de esto.
AntwortenLöschenMauricio I.C.