Montag, 1. Dezember 2014

Delfina

Delfina no tiene
el don de la palabra.

No habla lindo,
no habla fino.
En lugar de decirte
te quiero o gracias,
te regala empanadas.

Ella que con sus
nobles manos santiagueñas
dio de comer a todo el pueblo.

En los setenta alimentó
sueños de revolución.

Guisos y pucheros
para los compañeros.

Delfina pensaba:
con tanta discusión
a puro mate y cigarrillos negros
no se llega demasiado lejos.

Por eso preparaba
comidas sustanciosas
para los paupérrimos combatientes.

Sazonadas con especias mágicas,
una pizca de súper poderes para la victoria.

Tiempo después,
Dalmiro en prisión soñaba con las
sabrosas comidas de la flaca.

Así, siguió la vieja
amasando años.

También,
para los HIJOS cocinó,
otra vez ella haciendo magia junto al fogón.

Mientras los muchachos,
muy serio discutían.

Ahora,
Delfina está mayor
y anda cansada.
 
Pero,
si yo llego de visita,
después de cruzarme medio mundo,
nunca me faltan sus empanadas.

Y para sus nietos
las milanesas redonditas.

Delfina nunca tuvo el don
de las palabras bonitas ...

Gallega



 

2 Kommentare:

  1. Menos cháchara y más empanadas y milanesas.

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  2. Sí querida, pero ahora nos toca a nosotras arremangarnos y amasar.
    Besos, Gallega

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