y en un estante del placard la encontré.
Mi madre la había dejado ahí,
doblada con sumo cuidado,
la rescató perdida entre sábanas viejas.
¡La histórica camiseta de HIJOS!
gastada, amarillenta, descolorida y vigente.
En tiempos convulsionados como este,
nunca mejor momento para re—aparecer.
Me la traje conmigo,
juntas cruzamos medio mundo,
para que no me olvide,
que somos lo que fuimos.
Gallega
06.01.2016
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