Mittwoch, 28. Mai 2014

Amor fraterno



¿Adónde ir a llorarte
cuándo no tenemos
un cementerio?
 
Ay! qué tristeza
si hasta
los muertos
tenemos lejos.
 
Por eso hoy entré
en la iglesia
que me queda cerca.
 
Evoqué tu nombre
hermana mía
encendiendo en el altar
una vela.
 
¡Cómo no extrañarte
hermanita!
Si compartimos
hasta el útero materno.
 
A veces, creo verte
por un instante
en la mirada, la sonrisa
o un gesto de mi hija.
Vuelves de nuevo.
 
Otras, andamos juntas
en sueños
recreando juegos
y canciones infantiles.
 
¿Sabés? lo que más me duele,
es que casi no recuerdo tu voz.

Te agradezco tanto
hermana mía
por acompañarme,
un tramo de mi camino.

Gracias por tu dulzura,
tu ternura y cariño.
Gallega

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